CRIPTOACTIVOS
Los bancos y el bitcóin: ¿del odio al amor solo hay un paso?
Publicado en El Confidencial el 01-06-2023
01-06-2023 — CM/2023/077
Los bancos no han sido partidarios del bitcóin desde su nacimiento. Es más, en sus inicios, manifestaron un claro rechazo, afirmando que carecía de valor intrínseco, que era un fraude o, en el mejor de los casos, una burbuja
.… esta tendencia de colaboración entre bancos y actores «cripto», que, si bien no es amor, sí un matrimonio de conveniencia
Con el tiempo, ese rechazo se fue atenuando y algunos bancos, primero en Estados Unidos y después en Europa, comenzaron tímidamente a colaborar con intermediarios o bolsas de «criptos» —los denominados exchanges— y a ofrecer criptoactivos y productos vinculados.
El «invierno cripto» y los escándalos de Terra Luna o de FTX, entre otros, trajeron consigo que los bancos, siempre reacios a cualquier riesgo reputacional, aminoraran el ritmo de su entrada en este mundo. Pese a ello, la interconexión entre la banca tradicional y el incipiente mundo de los activos digitales no ha hecho más que crecer en el último año.
Hoy, seguimos encontrando ciertos bancos contrarios a las criptomonedas y que, arguyendo la protección de sus clientes, tienen restringidas e incluso prohibidas las actividades relacionadas con ellas. Por ejemplo, Lloyds no permite a sus clientes comprar «criptos» con una tarjeta de crédito (sí con la de débito) y avisa de que las transferencias de fondos a un sitio «cripto» será bajo el riesgo del propio cliente.
Pero, salvando estos casos, cada vez son más los bancos que no se muestran contrarios, e incluso amigables, con las criptomonedas. Los que son simplemente neutrales, permiten que sus clientes hagan transferencias o utilicen sus instrumentos, como la tarjeta de crédito, para comprar o vender en los exchanges sin bloquearles.
Dando un paso más, dentro de los bancos amigables con las criptomonedas, encontramos los que los ofrecen directamente o a través de alianzas con exchanges.
Por citar ejemplos de bancos que ofrecen criptoactivos, tenemos los casos de Revolut o el BBVA. Revolut, que nació en Estados Unidos en 2020 y que en Europa cuenta con licencia bancaria (en Lituania) y una reciente sucursal en España, da acceso a sus clientes a la compra de «criptos» desde su propia app. Entre los bancos españoles, no podemos dejar de citar el BBVA que, desde Suiza, ha lanzado el servicio de compraventa «cripto».
Cada vez son más los bancos que están optando por forjar alianzas con exchanges. De hecho, la mayoría de los bancos españoles que están preparándose para lanzar criptoactivos han optado por estas alianzas con exchanges.
Ahora bien, no es tarea fácil para los bancos elegir un exchange con el que colaborar, pues este tipo de intermediarios nació cuando se carecía de cualquier tipo de regulación y muchos de ellos están establecidos en países laxos en políticas fiscales y de prevención del blanqueo de capitales. Así, algunos de los más grandes y globales se enfrentan a investigaciones de distintos organismos supervisores, lo que provoca temor por el riesgo reputacional. Otros proveedores más pequeños y locales pueden no tener la escala que precisa un gran banco.
Llegamos así al momento actual, en el que, por fin, se han aprobado MiCA, el reglamento europeo de los mercados de criptoactivos, y la Travel Rule, la modificación del reglamento de transferencias de fondos para incluir a los criptoactivos. Estas dos regulaciones aportan seguridad jurídica a las operaciones con estos y definen, por primera vez, un régimen de autorización y supervisión de los exchanges y de otros proveedores de criptoactivos.
¿Con esta regulación darán los bancos el paso hacia el amor?
El reglamento MiCA requiere que los exchanges tengan una sede de decisión efectiva en la UE y que por lo menos uno de sus administradores sea residente en la UE, para poder prestar sus servicios en el mercado europeo
Sin duda, estas indicaciones son una ayuda para que los bancos elijan proveedor, pero también es cierto que los requisitos prudenciales del reglamento para estos proveedores, siendo un gran paso, no son equivalentes a los de los bancos y por ello, algunos, los consideran insuficientes.
Para eliminar la incertidumbre y el riesgo reputacional derivado de realizar la actividad a través de alianzas con terceros, la opción sería que los bancos adquieran estos proveedores, pero estas compras no son sencillas debido a los requerimientos prudenciales del Comité de Basilea sobre criptoactivos, que penalizarían cualquier negocio bancario que interpusiera su cuenta propia en la compraventa de estos activos. Por ello, por lo menos por un tiempo, se consolidará esta tendencia de colaboración entre bancos y actores «cripto», que, si bien no es amor, sí un matrimonio de conveniencia.
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